Carta al
Papa Francisco sobre la (in) justicia en mi país
Querido
Papa,
El 11 de julio, exactamente a un
año de tu visita por tierras paraguayas, condenaron injustamente a 11
campesinos en el marco de una investigación judicial que quebranta el estado de
convivencia en donde nos llamamos democráticos.
Querido Papa, duele profundamente
que la Máxima instancia judicial sea parte de esta maraña de irregularidades
porque finalmente su imagen queda degradada y se convierte en la menos creíble.
Querido Papa, Como católico y
ciudadano de bien me siento impotente ante tamaña fuerza que arrebata a los
campesinos su libertad y al pueblo su derecho de ver a compatriotas crecer en
un ambiente sano y confiable donde pueda desarrollarse íntegramente en esta
nación que tanto tú quieres.
Como duele, Papa Francisco, que
nuestros jueces y fiscales no se hayan conmovido con tu presencia aquí.
Y eso que en el León Condou
dijiste y está en los documentos: “La justicia nítida, clara. Eso nos va a
ayudar a todos. Yo no sé si acá existe eso o no, lo digo con todo respeto”.
Querido Papa, duele en el alma
saber que Luis, un joven padre está siendo condenado a 20 años de cárcel, sin
que se haya demostrado con elementos claros su culpabilidad.
Duele mucho que en este proceso
no solo le hayan arrebatado la libertad, también arrebataron la vida a la mamá,
quien por el sufrimiento y dolor murió sin que nadie más supiera que era una
madre católica que rezaba todos los días.
Querido Papa, los campesinos de
mi país no tienen tierra donde cultivar sus productos. Eso que tanto nos
enseñas en el documento “Laudato SI” acerca del derecho del campesino de poseer
tierras no se cumple, porque una gran extensión de la madre tierra como tú lo
llamas está en poder de unos pocos.
Estos campesinos se encontraban
reclamando lo que también tú reclamas, pero en cambio tanto ellos como policías,
hijos de campesinos; murieron sin que se sepa quien realmente los mató.
Como duele, querido Papa, que la
justicia no haya investigado quien mató a los campesinos y cómo realmente
murieron nuestros hermanos policías.
Quiero pedirte Papa Francisco que
en este momento de mucha incertidumbre no nos abandones y así como siempre tú
lo pides, “reces por nosotros”.
Por último, quiero pedirte Papa
si puedes pedir a Dios que toque el Corazón de los jueces que sentenciaron
injustamente y lean lo que escribiste en el Evangelium Gaudium “Así como el
bien tiende a comunicarse, el mal consentido, que es la injusticia, tiende a
expandir su potencia dañina y a socavar silenciosamente las bases de cualquier
sistema político y social por más sólido que parezca”.
El Presidente no leyó a Demóstenes
Si lo hubiese leído
entendería la importancia de la oratoria para persuadir al pueblo. Si supiese
el empeño que aquel ateniense puso para hablar bien ante el público, habría
evitado tanto bochorno ante la prensa.
Demóstenes fue uno de
los mejores oradores del mundo. Sus padres murieron cuando él aún era pequeño.
El padre quien llegó a
ser un hombre acaudalado quiso asegurar el futuro del hijo dejando toda la
herencia a su nombre, pero bajo la tutela de 3 personas que finalmente se
quedaron con la riqueza y no con el niño.
Para el colmo Demóstenes
era tartamudo, motivo por el cual se burlaban de él.
Ante esta situación y
con el afán de defender sus derechos por el desengaño que sufrió se internó un
buen tiempo para entrenar en oratoria. Día a día declamaba frente al espejo,
argumentaba posiciones, estudiaba y escribía sus ideas para luego hablar sobre
ello en una improvisada tribuna.
Según la leyenda
incluso ensayaba argumentos colocándose piedritas en la boca para articular
mejor las palabras. Todo eso acompañado con asidua lectura sobre temas
políticos.
Producto de esto
también fueron “Las filípicas” para repeler a su enemigo de Macedonia.
Las metidas de patas
del Presidente Cartes con relación a lo que dice y como lo dice fue antes de
las elecciones: “Me voy a pegar un tiro en las bolas, porque no comparto. Me
voy a pegar un tiro en las bolas, sinceramente”, respondiendo una consulta
sobre si estaba o no de acuerdo con el matrimonio igualitario.
Ante un grupo de
empresarios del Brasil: “Usen y abusen de Paraguay”. Otra pifiada fue,
nuevamente, ante un grupo de empresarios en Uruguay: “Paraguay es fácil.
Paraguay es como esa mujer bonita”.
“¿Te sacó la novia?”,
preguntó, en una oportunidad, cuando un insistente periodista consultaba sobre
la posibilidad que tendría Goli Stroessner de ir como embajador en las Naciones
Unidas.
Y lo último tiene que
ver con los que todos ya saben y comparten en las redes sociales: “Tenemos
yacaré desde el año 2001 al 2016; hay varios modelos de yacaré que
tenemos".
Un profesor de la
Universidad de California decía en algún momento dado que el 7 por ciento de la
información la captamos de lo que se dice, el 38 por ciento del tono de la voz
en que se dice y el 55 por ciento de otras señales del lenguaje no verbal.
Los empleados de la
empresa toleran. Pero el, cada vez más exigente, gobernado requiere respuesta
clara del presidente sobre los temas que hacen a su gobierno. Por ello, es
urgente que Cartes si no lo lee, por lo menos aprenda de Demóstenes.
Los
4 años de vida robados a campesinos de Curuguaty
Encontré una frase escrita
en una antigua servilleta. El borroso texto decía algo así: “Los 13 años robados de mi vida (Emilio
Barreto)” y volví a recordar parte de la experiencia que vivió el maestro
de teatro durante la dictadura stronista en la cárcel y tuvo la suerte de
contarlo escribiendo aquel libro.
Al día siguiente,
coincidentemente debía hablar y transmitir acerca de la vida de los campesinos
acusados por el caso “Curuguaty” para Radio Cáritas.
Obviamente, guardando
la distancia entre el contexto político y los años tras las rejas. Aún así
sirve para comparar “el tiempo robado”
Eran las 7 de la
mañana, ingresé al albergue con cierta desconfianza. Me dio la sensación de que
los campesinos me esperaban con la misma suspicacia.
Todos nos pusimos en círculo.
Sentí que la mejor forma de avanzar era hablándoles en guaraní.
5 minutos después de
haber comenzado mi monólogo al aire, todos estaban conversando entre sí,
moviendo la cabeza y el cuerpo sin ninguna rigidez. Incluso, los niños que
viven con sus padres jugaban y balbuceaban sin cautela.
En la medida en que iba
conversando con los protagonistas de este dudoso proceso judicial me pregunté cómo
se sentirían los abogados y miembros del sistema judicial, que acusan con
alegatos arbitrarios y dudosos, si fuesen trasladados y juzgado en un hábitat
que no les pertenece..
Hace 5 años atrás,
muchos de los hoy acusados, servían en sus respectivas comunidades de varias
formas.
Juan Carlos Tillería me
contó que era catequista y junto con su familia colaboraba para promover la fe
en su andar diario.
Todos provienen de
familias sin el recurso vital para producir en el campo, la tierra. Adalberto
Castro cuyo hermano falleció en aquella refriega y otro está procesado con él,
me contó que son 7 hermanos, muchos de ellos con hijos, todos vivían con sus
padres en 10 hectáreas de tierras.
“Heta mba´emarohasa´asy
(Muchas cosas malas hemos pasado), rohocarcelpe (Fuimos a la cárcel) ha rojapo
(Hicimos) 59 días de huelga de hambre rohechaukahagua la gentepe ore inocencia...
(Para demostrar a la gente nuestra inocencia)”, me dijo Luis Olmedo quien está
casado y tiene un hijo de 1 año 8 meses. Su mujer Dolores López también está
procesada y conviviendo con él en el albergue.
Luis se echó a llorar
cuando me contó que nunca tuvieron este tipo de problemas “Entre tres
rojeafecta koa ko situaciónpe ha ou hasy orehegui la ore sy ha omanó.. (Tres de
nuestra familia fuimos afectados por este caso y en consecuencia enfermó mamá y
falleció)”
Otro de los presente
allí me contó que en un principio todos les juzgaban al llegar al albergue
muchos de los que pasaban por allí les gritaba: ¡Fuera!, ¡Epp!, ¡Campesino haragán!
Incluso algunos de los
vecinos recolectaron firmas para pedir que todos salgan del lugar. Hoy, la gran
mayoría tienen simpatía con los mismos.
La Fiscalía no sólo
quiere robar los 4 años a los campesinos procesados. Quieren 40, 30, 20 y 8
años de vida con argumentos acusatorios que hace agua por todas partes.
Esperemos que el Juez
que dicte la sentencia tenga el tino apropiado para no juzgar a inocentes y
arrepentirse luego.
AUDIO DEL PROGRAMA
Tacumbú, Crónica de
un incendio anunciadoAUDIO DEL PROGRAMA
La
última semana de César
Julio
me envió una carta contándome la triste historia de su compañero de celda a
quien le faltaba una semana para salir de la Penitenciaria Nacional de Tacumbú.
4.30:
César, ¿Mba´ere pio voiete repu´a chakeko ro´y? - preguntó Julio - a su
compañero de celda.
Che
kyre´yeterei nio kape, porque la otra semana asetama, manifestó sonriente él.
Como
todas las mañanas se levantó de su cama y dobló las frazadas que lo cobijaba
durante la fría noche del jueves 9.
5.00:
Cuando la temperatura promediaba los 4°, César salió de su celda de dos por dos
para dirigirse al baño y luego poder reportarse en la fila de inspección
general que se hace diariamente.
Jajotopata
kape - se despide César -. Oima - le dijo Julio -, quien seguía acostado.
Sólo
el chorro de agua que golpeaba la amarillenta pileta del baño hacía ruido en
ese momento.
César
llevó las dos manos llenas de agua fría, que humeaba por la evaporación, a la
cara y mirándose al espejo pensó en cómo correría en el brazo de la hija de 13
años y en el de su esposa, quienes lo esperaban al otro lado de los barrotes de
hierros, cuando saliera.
Luego
de asearse, caminó lentamente por el oscuro pasillo que lo conducía al sector
de inspección general.
Su
mirada reflejaba una inmensa alegría. Descendió una escalera pensando en una
pendiente pastizal que su mamá tiene en la granja de Caaguazú.
Era
el tercer lugar que visitaría luego de la de su esposa y la de la basílica de
Caacupé, al salir de prisión.
Agradecido
a Dios por la oportunidad de reconciliarse con su familia y la sociedad, César,
se santiguó al pasar frente a la Parroquia de los presos, Virgen de la Merced.
E,
mbaeiko oîta, voiete repu´a - le dice Don Ramón – al pasarle un mate caliente
con manzanilla.
Avy´a,
Ramón, ja osema cheve la che liberta. La otra semana ya voy a estar con mi
familia de vuelta, agregó.
Luego
del tercer sorbo de mate se dirigió a la panadería donde trabajaba, en el
interior de la Penitenciaría.
A
las 5.50, después de haber auxiliado a un grupo de ancianos que buscaban pan,
lo encontró su compañero de celda, quien fue alertado por los desesperados
gritos de los demás internos, tendido en el suelo.
Julio,
quien sabe algo de primeros auxilios destrozó la sucia camisa que llevaba
puesta su amigo y presionando el pecho contó 1, 2, 3..
César
tragó mucho humo. Cerró los ojos lentamente llevándose consigo todo el deseo
que se hubiese cumplido la próxima semana al salir en libertad.
En
la Penitenciaría Nacional de Tacumbú hay 4.000 almas con historia similares a
la de César que la Ministra Bacigalupo no está atendiendo debidamente.
Las
necesidades humanitaria en este sector es relegado porque el modelo político
neoliberal no logra nada invirtiendo los 150 mil dólares que se necesita para
mejorar las cosas allí. Sin embargo, cambiando el sistema penitenciario
podríamos brindar oportunidad a miles de presidiarios reinsertándolos en la
sociedad.
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